El sociólogo y escritor francés Roger Caillois visita la Argentina en 1939, viaje que se prolonga durante 5 años a causa de la guerra. La amistad que había establecido un poco antes en Paris con la intelectual y mecenas cultural argentina Victoria Ocampo lo impulsa a aventurarse en estas tierras.

Ambos intelectuales poseían un interés particular por los paisajes desérticos. Para Caillos, quien siempre estuvo atraído por las piedras y minerales, este tipo de paisaje revelaba la magnitud propia de la naturaleza frente al hombre. Para Victoria, ciertas particularidades del paisaje argentino reflejaban el alma y la personalidad de sus habitantes, metafóricamente perdidos en la inmensidad de su tierra. De este modo, esta preocupación los reúne a ambos, lo que permite a Caillois de imprimir en sus textos la inquietud literaria frente al paisaje extranjero.